Espacios Makers
Makerspaces, FabLabs o Ateneus de Fabricació
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Makerspaces, FabLabs o Ateneus de Fabricació
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Los espacios Maker, Makerspaces en inglés, FabLabs o ateneus de fabricación, son lugares en los que la gente puede ir a usar herramientas y máquinas para construir diferentes cosas. Estos tienen diferentes tipos de máquinas y herramientas según su especialidad.
Un makerspace es un espacio físico de colaboración abierta donde las personas tienen acceso a recursos, conocimientos, conexiones profesionales, herramientas y materiales que se comparten para trabajar en sus proyectos con la finalidad de crear objetos y/o artefactos; por otro lado, los makerspaces escolares son el lugar donde los alumnos tienen la libertad de diseñar, crear y modificar sus propios artefactos. Estos espacios cuentan con herramientas para dicho propósito por lo cual se aprende de materiales y herramientas para su adecuada manipulación, así también de las precauciones que se debe tener al realizar diversos trabajos. La función principal de un makerspace escolar es permitir a los docentes y alumnos la generación de conocimientos relacionados con la currícula escolar, a través de la construcción de objetos y proyectos.
El tipo de makerspace que tenga una escuela dependerá de las necesidades y posibilidades de cada escuela; sin embargo, es natural que, una vez que comiencen a trabajar en el espacio, esté vaya creciendo según la demanda de los alumnos y los docentes. Muchos makerspaces han sido creados modificando un aula e integrando herramientas y materiales propios de papelería o ferretería. Una vez que se da este pasó, los espacios crecen poco a poco ocupando, incluso, las bibliotecas escolares e integrando herramientas de carpintería, textil, fabricación digital, entre otros.
Suponen una metodología activa y de carácter eminentemente práctico, que empodera a los estudiantes. Ellos hablan, se escuchan y toman decisiones dentro del grupo. Aprenden haciendo, perspectiva que suele abandonarse según vamos avanzando en las etapas educativas (comparemos la manipulación en Infantil y en Secundaria).
Los alumnos se equivocan y aprenden de sus errores, mejoran sus diseños partiendo de esos errores y gestionan la frustración, desarrollando la capacidad de seguir adelante, con perseverancia, y entienden el fracaso como parte normal y necesaria del aprendizaje. Es el sistema de ensayo y error.
Estos espacios facilitan la inclusión, por medio de los diferentes papeles que los estudiantes pueden desempeñar dentro de los grupos, es un aprendizaje cooperativo en el que se fomenta el sentimiento de comunidad, la tolerancia y el respeto.
Se motiva a los alumnos con objetivos y temáticas interesantes para ellos, ligadas al mundo real y a problemas existentes. Los alumnos se apasionan y se involucran. Construir algo que les gusta les hace sentir orgullosos. Mejora su concentración y les invita a preguntar, fomentando su creatividad, su curiosidad y la cultura emprendedora, mediante el pensamiento lógico y la experimentación, animándoles a investigar.
Sirven para todas las edades. Como decíamos, no tiene por qué incluir las nuevas tecnologías, aunque suele hacerlo, siendo muy útiles para desarrollar la competencia digital y tecnológica de los alumnos. Un DIY (Do It Yourself) electrónico y digital. Pueden ser proyectos transversales, implicando más de una asignatura, más de un curso o diferentes edades, rompiendo, así, con la habitual educación compartimentada.
Todo lo anterior implica un aumento de la autonomía de los estudiantes, así como de su autoestima y, en muchas ocasiones, una mejora del comportamiento. Contribuye al desarrollo de su capacidad de resolución de problemas, de su pensamiento crítico y de sus habilidades blandas o soft skills (destrezas comunicativas, personales y emocionales, esto es, no cognitivas).
Presencia, por tanto, de las cuatro Cs fundamentales en la educación: curiosidad, creatividad, competencias y cooperación. Además de muchas otras ventajas para los estudiantes del siglo XXI.